viernes, 3 de junio de 2011

Permiso para olerte








Permiso para olerte,

sugiero.

Para olerte entre comidas,

y también mientras te pones la ropa

apurada por llegar a la jornada en tiempo.

Me gusta el olor concentrado de ti

que se acumula en el reverso de tu cuello,

en las corvas, y las palmas de tus manos,

en la profundidad de tu cabello,

y en la planicie de tu abdomen

dedicado a provocar a mi nariz inquieta.

Permiso para la pasión,

de tus veintipocos

hasta los noventa.

La erección mía no impondrá para nada monopolio

de la iniciativa del amor en nuestra cocina.

Permiso para olerte,

Y ni quién necesite canal alguno de pornografía.