viernes, 27 de abril de 2012

¿En qué me voy a convertir?

Al paso de los años, de la vida, ¿en qué me voy a convertir? / Si somos nosotros, los afortunados que pisamos el planeta en formato humano, masa semi-líquida que va tomando la forma del camino / (si la dura piedra lo hace cuando rueda por el río, ¿por qué no los que somos de materia aún más dúctil?) / Acaso un imbécil que roba a los creyentes, acaso un caritativo hombre costilla de Dios Padre, acaso un ladrón que acosa transeúntes, acaso un vagabundo sin perro que le ladre. / Me seré visto al tono de las canas como un coleccionista de trofeos exquisitos, un obseso golpeador de indisciplinas, caminero de caminos cuesta abajo, reluciente lustrador de hipocresía. / Me conservo para ello -para todo ello, lo anteriormente aún no dicho, los ejemplos que el pudor me impide, las figuras que hoy olvido- listo en cuanto a moldeado se requiere. / Sólo debo salir a la calle o quedarme en casa, usar el baño propio o el ajeno, y entonces mágicamente iré tomando la forma que la superficie me conceda / La palabra destino la inventó un vendedor de sueños, un charlatán que vivió bien y comió bien y bebió bien mientras hubieran esperanzados engordando su bolsillo.

lunes, 23 de abril de 2012

Pecados a la venta

A cada cual su bicicleta, que todos sepan para dónde se trasladan. Comienzan las fiestas patronales, y los niños y los ancianos prometen no comer más azúcar de lo que diga mamá. Lavadas las manos de éstos -me refiero a los prudentes- es día, es noche de ensuciarse un poquito. Se cubran la cara las que se cubren la cabeza con velos, antes de entrar a los templos. Lo que viene no es cosa de risa, es pecado a borbotones; es comida chatarra comprada en donde regalan boletos de primera fila para el infierno. Vaya pues usted por su regalo, que ya el siglo veintiuno se comienza. Tiene un poco de grasa lubricante para todas las cadenas, y un tanto de limón de contrabando para todas las cervezas.