miércoles, 1 de diciembre de 2010

Mimo

Tacaño. Economizas la poesìa, hasta hacerla sin palabras, hijo de puta. A su vez, lo propio con la pintura y la escultura en el vacìo (sin comprar un solo tubo de òleo, ni barro, ni metal ni nada), y la arquitectura sin muros ni cubiertas ni sombras, apenas la tuya con un reflector en el rostro de mediocre make-up.

¿Còmo permite Dios que un sòlo tipo que lo escatima todo, haga todas las artes sin ensuciarse jamàs las manos?

Construiste con y desde tu locura castillos y paseos en bote, y camisas de seda; y formaste las làgrimas por tamaño y por orden de apariciòn, y siempre ibas vestido igual.

Todas las mujeres que te vieron que no las veìas a los ojos te amaron, porque en un pequeño movimiento de tus dedos cordinados y bailarines les rodeaste desde el escenario la cintura sin tocarles, y les facilitaste a tanto la risa, mucho màs que cualquier frio y seductor diamante encadenado a un pretencioso anillo de metal fundido.

Todos los hombres del planeta del siglo veinte te envidiamos -te lo advierto-, y si te hubieramos encontrado por la calle te hubièsemos perseguido en jaurìas de once hasta aplastarte las pelotas contra el asfalto; pero hubieras corrido màs rapido y agitado tus brazos a manera de vuelo y hubieras volado seguramente, porque el aire tambièn se enamorò de ti.

Marcel Marceau: eras un genio. Hoy sòlo ceniza. Pero apuesto mis ojos a que los gusanos te siguen aplaudiendo desde abajo de la tierra. ¡Chinga tu madre, cabròn!


lunes, 29 de noviembre de 2010

A mì dèjenme a la luna


A mì dèjenme a la luna.
Yo me hago cargo de la luna.

Se sabe por tradiciòn oral que la luna es una mujer
que enamora a todos:

a los piratas, y a los pioneros,
a los polìticos y a los enanitos y a los idiotas;
a los gordos, a los viejos, a los genios y a los enfermos mentales.

Yo me harè cargo de la luna,
y no me acuse de arrogante
pero creo tener la frase adecuada para hacerle llorar por primera vez
desde que el primer poeta perdìo su virginidad de poeta con ella.

La frase es...
no,
mejor no se la digo
(no vaya a ser que me engañe la luna con usted)