Si viniste a sermonearme sobre
que ya me ponga un traje y una corbata para ir a trabajar,
y que me hinque y llore tu partida aquel día viernes;
y si pretendes que te tenga miedo -o lástima-
por las salvajadas que te hicieron los romanos
o los judíos
o los que hayan empezado con eso...
Si persigues que me sienta una mierda
por lo basura que ha resultado la especie humana,
a la que juran tus grupies que viniste a salvar
ante los ojos de tu iracundo señor padre,
pierdes tu tiempo.
Así que
bájate de esa cruz, carnal,
ponte un jeans y una camiseta de algodón,
y vámonos de tequilas.
(ah, y date un baño, que esa sangre
y ese sudor te hacen quedar muy mal)
Y ahora, venga...
dime cómo has hecho para pensar tan chido como lo haces.