miércoles, 22 de junio de 2011

Llovió


Alcanzo a ver al paso cómo es que los árboles conversan entre ellos, se comentan la experiencia, se estiran, gritan, se desmodorran y hacen cantos grupales sin importarles tamaño, color, edad ni especie.

Hagan los lectores el esfuerzo, y pueden constatarlo justo al amanecer siguiente de una lluvia nocturna. Por poner un ejemplo sobre el mojado asfalto, anoche cayó agua desde el cielo de mi ciudad. Y todos ellos -los árboles soberbios y recién nacidos de nuevo- me saludaban hablándome de usted cuando me veían andar rumbo a la chamba al amanecer de el día corriente.