lunes, 9 de enero de 2012

Ser un poco libre




Incluso si se fueran corriendo serían alcanzados.
Los niños no corren tan rápido
pero llevan la fortuna de que nadie
-realmente nadie-
les persiga.

Pero es una aventura correr cuando se es pequeño,
y huir de nadie, pero huir.
Saludar desde la ventanilla del auto a un desconocido
y huir.
Timbrar en la casa de un extraño,
y correr y huir.
Escupir desde un puente peatonal
hacia los coches que circulan
a toda velocidad y
-aunque nadie se detenga a reprenderles-
atinar un gargajo, y correr,
y huir.

Ser un poco libre.