lunes, 4 de junio de 2012

Me apodaron "el camisa"

Sorprendido por no entender, si de niño me importaba poco / ¿qué sería de mí si me detuviera a escuchar todo lo que se comenta a mis espaldas? / Ya nunca estoy para nadie, o para casi nadie / a menos de que se me convenza de estar al lado de un buen momento / ya no comparto la mesa, ni la taza de café ni el saco ni la camisa / ya he decidido vivir sin planchar la ropa, salir a la calle y no peinarme antes / he decidido comunicarme a través de mi silencio / mirando siempre a los ojos, y ser brutalmente honesto y decir con tal mecanismo que estar con el mundo y enterado de sus noticias y de quien no circula y picar me gusta en face no es más lo mío / ahora observo, y evito pensar en qué está entrando por mis ojos / ahora toco la cintura de mi mujer y paso mi nariz por sus muslos y la abrazo y dormimos juntos sin el consentimiento del banco ni de la parroquia, sin nadie que nos explique cómo se duerme abrazado. / De niño me importaba casi nada, y hoy me importa nada / me dicen el camisa porque cambio de color de un día para otro / pareciera que mañana seré otro, y no me importa.