jueves, 17 de marzo de 2011

Rosarito

Anciana parecida a mi tìa Chayo (Rosarito) / anònima


No te dieron

una mente fascinante

ni estatura, ni belleza,

ni unas tetas de revista,

ni voz,

ni tesitura de cantante.


No te dieron

un anillo de brillantes,

ni una bolsa de alegrías,

ni una vida de sonrisas,

y no te dieron recetados (nunca nunca)

coctelitos de calmantes.


Pero Rosarito, pero

-pero-

mientras existiera coca-cola, los Raleigh y los Montana,

despertadores descompuestos,

siete casillas continuas -en horizontal-

en el calendario en numerito rojo

(como de fines de semana),

batas de flores de descanso para toda la mañana,

solitarios en la mesa, compañeros para el dominó,

para amanecer chingando a su madre todos

bien cagados de la risa,


mientras tanto, Rosarito

valía la pena la puta vida.


(seguramente,

ahora mismo estás enseñándole a los naipes

a Pedro Infante:

"¡mueve ese culo, maricón!")

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