sábado, 21 de julio de 2012

Dudar me sale gratis

Ahora que soy amigo de la duda (muy amigo), me recuerdo hace unos años en que a mi terapeuta le pedía en sesión de lunes que me ayudara, que para eso es que le pagaba / Que desde hacía ya semanas todo en mí era una duda, me lo pasaba dudando de todo / Después de enlistarle mi sarta de dudas, me miraba con esa cara de alegría profesional que ponen esos especímenes / Y entonces me decía que más bien era hora de cobrarme el doble por sesión, que porque la duda era indicativo de mi evolución en el proceso / En las siguientes sesiones, meses y meses aún más tarde, me sentía en cada cita que iba a pagar por los servicios de quien me hiciera dudar / Hoy, después de varios años, me siento tan dudoso como entonces / La buena noticia es que ahora dudar me sale gratis. (La única certeza en esta vida mía y al momento tiene nombre de mujer, y baila en los teatros)

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